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PONENCIA • Mil surcos

Hatoum y Cristal

Dos narraciones acerca de los procesos emigratorios hacia el continente sudamericano

—por Juan Pablo Luján—

Fragmento de la ponencia para la VII Jornada del Centro de Estudios Comparativos, Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (Argentina). 18 de junio de 2015.

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MARTIN-CRISTAL-Mil-surcos-(2014)-800pxAlgo similar a lo narrado en Relato de un cierto Oriente [de Milton Hatoum] acontece en Mil surcos, la novela del cordobés Martín Cristal. En principio, vale la pena aclarar que el título de la misma parece funcionar como una metáfora acerca de esas profundas y numerosas líneas de vida que confluyen en la existencia de otra vida. Así es como, por ejemplo, la existencia de Perla Fisherman, uno de los personajes principales de esta historia, tiene su origen en la confluencia de los caminos recorridos por sus antepasados, es decir, surge como consecuencia de la diáspora sufrida por quienes vivieron antes que ella. Pues bien, el contacto cultural se inicia en esta historia entonces a partir de la emigración que Idl Lazarus, un joven judío ruso, emprende desde su Rusia natal hacia Sudamérica, más precisamente hacia Córdoba (aunque cabe aclarar que según lo contado éste no era su destino deseado). En Mil surcos se cuenta que Rifke, la hermana mayor de Idl, había emigrado hacia Nueva York, “harta del hambre, la guerra y la amenaza permanente del progrom” (MS, 2014: 64). Por los mismos motivos, en 1925, Idl había decidido seguir el camino de su hermana, había decidido abandonar su lugar de nacimiento para buscar un nuevo horizonte, un nuevo futuro. Aquí se presenta entonces nuevamente la idea que Said tiene con respecto a la emigración como una cuestión de elección personal. Sin embargo, no se puede dejar de notar que, tanto en este caso como en el de los personajes de las novelas de Hatoum, la emigración está ciertamente determinada por los males que unos hombres les causan a los otros en sus territorios natales. La emigración, entonces, no siempre supone una decisión gratuita de abandonar la tierra de origen para marcharse a otro lugar sino que más bien se encuentra originada por la necesidad de dejar atrás los males sufridos y buscar una nueva vida. La emigración es un viaje que transcurre entre la nostalgia del abandono y la esperanza de una vida mejor. Tal como se mencionó anteriormente, supone el hecho de dejar de ser paulatinamente un extranjero para transformarse en un lugareño, o más bien quizás, el hecho de ser simultáneamente lo uno y lo otro.

Sin embargo, la heterogeneidad en la novela de Cristal no está ilustrada únicamente por la mayor o menor inserción de la comunidad judía en el territorio cordobés sino también por la de una familia de ascendencia peruano-japonesa. En Mil surcos, además de la historia de los antepasados de Perla Fisherman, también se narra la de Sachi, la fallecida mujer de Don Alberto Ishikawa, el silencioso vecino al cual Perla ayuda después de haberse fracturado la pierna al caerse de una escalera.[*] Sachi, al igual que los parientes de Perla, es una emigrante que ha dejado su lugar de origen para instalarse en un nuevo territorio. En su caso, este nuevo territorio es el peruano. Sin embargo, a diferencia de los otros personajes mencionados anteriormente, Sachi sí sufre un destierro, un exilio impuesto por fuerzas externas a ella, sí sufre la experiencia de “esa grieta imposible de cicatrizar entre un ser humano y su lugar natal, entre el yo y su verdadero hogar” (Said, 2005: 179). En Perú, Sachi, junto a su familia, son emigrantes que se han hecho lugareños, pero, a causa del enfrentamiento entre norteamericanos y japoneses en la Segunda Guerra Mundial más el matrimonio forzoso que se ha visto obligada a aceptar, ella se transforma en prisionera de guerra, es obligada a abordar un barco y dejar el nuevo hogar elegido por su familia para viajar hacia un campo de internados en EEUU. Finalmente, cuando termina la guerra, puede regresar a su hogar pero ya no es la misma que antes, pues el exiliado o la exiliada que vuelve a su patria no es nunca la misma persona que se fue ni el lugar al que retorna es el mismo que era cuando él o ella se fueron de allí.

En conclusión, se puede decir que tanto en Relato de un cierto Oriente de Milton Hatoum como en Mil surcos de Martín Cristal se describen mundos posibles en los cuales, a causa del fenómeno de la emigración, se han conformado sendas sociedades heterogéneas. En el caso de la novela de Hatoum, como se dijo anteriormente, se narra la historia de una familia libanesa que se instala en el territorio amazónico, mientras que en la novela de Cristal se comienza contando la de un joven ruso que llega casualmente a la ciudad de Córdoba. De esta manera, tal como lo supone Cornejo Polar, en los dos casos se produce la conformación de una totalidad heterogénea en la cual las culturas que entran en contacto conviven entre el conflicto real de haber abandonado su tierra de origen y una deseada aunque no necesariamente cumplida armonía de ser con los otros que ya viven en el nuevo territorio. ♦

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[*] Este episodio se narra detalladamente en Las ostras, la novela anterior de Martín Cristal. Tanto esta novela como Mil surcos pertenecen a un mismo proyecto narrativo del escritor, una tetralogía en proceso.