MENU
CRÍTICA • La casa del admirador

El universo borgeano como instrumento para revelar el fanatismo

Una novela intertextual

—por Susana Chas—

En Los que pintan la aldea II. Eduvim-Raíz de Dos, 2011, pp. 276-277.

________________

|

MARTIN-CRISTAL-La-casa-del-admirador-(2007)-800pxLa literatura de Borges, dice Myrta Sessarego, [1] no es un capítulo más dentro de la literatura latinoamericana, es toda una literatura dentro de otra… Incluso ha creado un género propio: su ficción fantástica, a medio camino entre el cuento y el ensayo; y también un estilo propio mediante la unión de lo poético con lo filosófico, para dar unidad a una obra aparentemente fragmentaria.

En Historia universal de la infamia, apunta Siles, queda expuesta la teoría borgeana del texto que se escribe mirando otros textos, usándolos como subtextos, glosándolos de muchas maneras distintas para corroborar la idea de que la escritura es escritura de lecturas y no de invenciones. [2]

Si Borges fue el gran autor de la reescritura, ¿por qué no reescribir a Borges, mejor dicho, el universo borgeano, e instalar en él otro universo? Ése es el empeño de Martín Cristal, que demuestra ser un lector con la capacidad que Borges tenía para percibir relaciones analógicas. [3]

La segunda parte, de las tres en que se divide la novela, contiene las memorias escritas por Dembrais que serán leídas, en secreto y a escondidas, por Funes. Dembrais cuenta su vida y su iniciación en la lectura dirigida por su padre, que poseía una rica biblioteca: “Mi padre quería orientar mis lecturas. Era estricto, no quería que me salteara etapas”. Borges lo confesó muchas veces: “Si se me pidiera elegir el acontecimiento principal de mi vida, elegiría la biblioteca de mi padre. De hecho, a veces pienso que nunca me alejé mucho de esa biblioteca”. Mimetizándose con Borges, el admirador narrará su biografía hasta cuando construye su casa y su vida copiando el universo borgeano.

El fanatismo es, para el autor, el tema de la novela, según lo manifiesta en una entrevista: “el peligro del fanatismo como vía regia para la violencia. La humanidad siempre ha estado dividida por distintas clases de fanatismo (…). La literatura es un mundo de ideas. El fanatismo que se expresa en ese mundo de ideas puede ser una imagen previa de otras manifestaciones del fanatismo que vienen después”. Cristal dice que eligió el universo de Borges porque necesitaba a un escritor que tuviese en su obra un conjunto de elementos simbólicos ricos y bien reconocibles para que los lectores, al “recorrer” la casa de este admirador, reconocieran la “presencia” de ese escritor y los espejos, monedas, espadas y laberintos se relacionan fácilmente con el universo borgeano. ♦

|
|
_______

[1] Myrta Sessarego, Borges y el laberinto. Ediciones Cofunda, México. 1998.

[2] Guillermo Siles, El microrrelato hispanoamericano. La formación de un género en el Siglo XX, p. 150. Corregidor, Buenos Aires. 2007.

[3] Al respecto, Sessarego señala que Borges y Thomas De Quincey tenían esa rara capacidad, además de que compartían la predilección por ciertos temas: la exploración de la vida onírica, las herejías extrañas, las sociedades secretas, los problemas filosóficos y religiosos, las raras teorías lingüísticas y la seducción de la muerte violenta.