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RESEÑA • Mil surcos

De qué hablamos cuando hablamos de sangre

—por Joaquín Cruzalegui—

CiudadSI, portal del Instituto Abierto para el Desarrollo y Estudio de las Políticas Públicas (IADEPP), 3 de agosto de 2015.

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MARTIN-CRISTAL-Mil-surcos-(2014)-800pxMil surcos (Caballo Negro Editora, 2014) es una compilación de relatos donde abunda la búsqueda, la incerteza constante y la condición absoluta del tiempo. Desde la Guerra Civil rusa hasta Córdoba 2004 algo concreto sobrevuela el paisaje: las ganas de contarlo todo.

La novela del narrador cordobés muestra un conjunto de fragmentos unidos en varias líneas de tiempo, y lo que los une, aglutina o da coherencia, es la sangre; sí, la crónica histórica del tiempo (o de lo que se concibe como tal) está representada con gran intensidad sobre el lienzo en blanco que es cada uno de los personajes de esta composición realista y cargada de simpleza estética.

Mil surcos se puede interpretar como un gran periplo heterodoxo por los sistemas sociales de Oriente y Occidente, por los distintos recovecos de los siglos XIX y XX, de modo profundo y personal. Y cuando se dice sangre, se dice tierra: no se podría concebir de otra manera la constante búsqueda de la tierra madre que plasma el autor en cada línea, en cada hazaña de sus habitantes imaginarios.

Con un ritmo narrativo dinámico, por momentos desbordante y casi siempre preciso, al estilo de Roberto Bolaño, con crudeza y poder descriptivo similares a los de William Faulkner, que pareciera presentarse orgánicamente como su maestro estilístico, la novela es formulable en tres ejes arquitectónicos: el primero, el exilio y el reino de los personajes; el concepto introducido por Camus en su obra homónima, original L’Exil et le royaume (1957), concentra la necesidad y la búsqueda constante de un espacio físico y sentimental para vivir, una especie de filosofía existencial que tienen aquellos que viven en constante movimiento por una u otra razón.

Mil surcos es una novela sobre cosmovisiones: familias unidas por la historia y separadas por la misma, seres perdidos de una forma desesperanzadora, otros buscándose, algunos encontrándose, como pétalos de una gran flor cuyo núcleo en un futuro-presente-pasado termina siendo Córdoba.” Joaquín CruzaleguiEl modo minucioso en que el autor pliega sobre un tablero imaginario los sucesos históricos en la experiencia de sus protagonistas aporta al concepto que hace del primer eje algo constante en sus páginas. Mil surcos es una novela sobre cosmovisiones: familias unidas por la historia y separadas por la misma, seres perdidos de una forma desesperanzadora, otros buscándose, algunos encontrándose, como pétalos de una gran flor cuyo núcleo en un futuro-presente-pasado termina siendo Córdoba.

El segundo eje tiene que ver con los universos que convergen en este libro, atravesando el desarrollo se puede comprender el significado del fragmento-prólogo del mismo Faulkner que escoge Cristal para comenzar su serie de relatos que comprenden desde el sismo en Perú, hasta el puerto de Yokohama y la guerra civil en Rusia: “Piensa en todo lo que ha sucedido aquí, en esta tierra. En toda la sangre ardiente y violenta y fuerte que ha perseguido la vida, el placer. También pasaron pesadumbre y sufrimiento, naturalmente, pero en cualquier caso sacando seimpre algo de todo ello (…)”. Los universos, ante toda contradicción que surge, se presentan misteriosos y benevolos (los datos históricos aportan color y diversos grises interesantes para el lector, que en su tarea como tal se ve empujado al viaje en el tiempo una y otra vez).

“Libre de vivir solo el presente” dijo Aldous Huxley alguna vez y en este enunciado reposa el tercer eje de la novela de Cristal. Las formas de multiplicidad de estas historias familiares no abruma ni aburre, hace un acercamiento al tejido nervioso de un árbol genealógico que termina sentando sus raíces en Córdoba.

Sin ser una continuación, Mil surcos es otra integrante de la tetralogía comenzada con Las ostras –Premio “Alberto Burnichón” al mejor libro editado en Córdoba 2011-2012– y como la primera fue agua y pasado reciente, esta se encuentra, como era de esperarse, en la tierra y en un pasado lejano. Elementos definen carácteres como apuntes incompletos arman historias encadenando piezas independientes. Esperamos ansiosos la próxima entrega con la certeza de que incluso el sufrimiento y la pesadumbre son mejores que nada; no hay nada peor que no estar vivo. ♦