La Voz del Interior (Córdoba), suplemento “Ciudad X”, 13 de diciembre de 2012.
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En El camino del peyote, Martín Cristal relata su experiencia con ese cactus alucinógeno en México, aunque él mismo cuente en la crónica que la indagación no estuvo signada por la tradición exploratoria que va de los beats a Carlos Castaneda, de Carlos Riccardo a Oscar del Barco: “La motivación para probarlo fue simplemente una gran curiosidad previa, mezclada con un fuerte deseo de aventura que me regía por aquellos días (fines de 2000). Quería ‘la experiencia por la experiencia misma’”, dice.
–Este año publicaste Las ostras, tu última novela. ¿Cuáles son las ventajas, desventajas, posibilidades y limitaciones de la crónica o la no ficción frente a la novela?
La ficción es una mentira controlada (si bien puesta muy cerca de una verdad: una mentira con una verdad adentro). La crónica, por el contrario, es una verdad expuesta que no puede tener una mentira dentro. Es decir que no hay “ventajas” o “desventajas”, sino simplemente un acento puesto en distintas partes del trabajo de narrar. En El camino del peyote soy fiel a lo que me ocurrió en mi viaje; apenas cambié los nombres de algunas personas, a las que ya no podía contactar para avisarles que pensaba publicar este texto.
–¿Fue tu experiencia “trascendental”?
Como yo no buscaba una “trascendencia”, sino simplemente la satisfacción de mi curiosidad, entonces no tuve “revelaciones”. En mi caso, lo más cercano a lo trascendente pudo haber sido experimentar una sensación de maravilla casi constante, que ulteriormente devino en un grado de libertad mental sin precedentes en mi vida, incluso derribando por breves instantes algunos tabúes interiores. De seguir más allá no sé qué hubiera pasado, ni tampoco si hubiera sido posible volver. ♦