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RESEÑA • Aplauso sin fin

Autor ubicuo, relatos distópicos

—por Gabriel Ábalos—

Reseña incluida en una nota de diario Alfil (Córdoba) acerca de éste y otros libros del autor. 25 de febrero de 2019.

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MARTIN-CRISTAL-Aplauso-sin-fin-2018-300pxLa lectura de Aplauso sin fin es imparable. Dividida en cinco capítulos, presenta tres partes bien diferenciadas, en las que un hombre ve marcada su existencia por cambios profundos en su situación, historia, destino.

El relato comienza refiriendo la vida aislada de Arturo Ibarra, un viejo poeta cordobés que vive en Yacanto, en un retiro terrenal que incluye a la poesía como un pasado negado. La segunda y la tercera parte narran derivaciones de un hecho inexplicable que le ocurre a ese poeta.

Martín Cristal confirma en esta nouvelle que sabe cómo volver un texto creíble. Relata los hechos con ajuste y objetividad. Su recreación de las vivencias de un personaje azorado por un acontecimiento inexplicable, pero a la vez de vuelta de los eufemismos y comprometido con aquellos a quienes ama (los que, en el pasado de su nueva vida, fueron destratados por él), es magistral.” Gabriel ÁbalosLos mecanismos posibles, el entramado de hechos, la justificación de lo que ocurre en una novela visitada por el género fantástico, serán suficientemente discutidas más adelante por el protagonista y un enano al volante de un colectivo que se desplaza por sí mismo. Esa fábula no dejará mucho lugar para la interpretación, algo en sí innecesario para lectores dispuestos a aceptar los pactos del género, aunque el personaje sí busca respuestas y el autor le provee la posibilidad de hacerlo.

Para que todo funcione, la garantía es la literatura. Martín Cristal confirma en esta nouvelle que sabe cómo volver un texto creíble. Relata los hechos con ajuste y objetividad. Su recreación de las vivencias de un personaje azorado por un acontecimiento inexplicable, pero a la vez de vuelta de los eufemismos y comprometido con aquellos a quienes ama (los que, en el pasado de su nueva vida, fueron destratados por él), es magistral. Las páginas dedicadas a la presentación del poeta Arturo Ibarra en Yacanto son un perfil muy bien repujado de su éxito y su fracaso, de su resentimiento, de su silencio, de los círculos poéticos de los años cincuenta en Córdoba, de su único poema edito, de su alejamiento, de su pila de obras en un ropero. A su manera, el lector se va entusiasmando al sentirse encaminado por el encanto de la narración hacia la recreación costumbrista de una época de la poesía local que pudo ser tocada por el milagro, pero que se quedó en pueblerina. La decisión de Martín Cristal, sin embargo, es otra. En algún momento, más adelante en la narración, resonará una diferente versión del episodio que pone en movimiento la historia: la publicación del poema más conocido de Ibarra en una antología de la Universidad Nacional de Córdoba, y la invitación a un ciclo de lecturas craneado por la Provincia, hechos que lo llevan a leer su poesía en una serie de eventos literarios fallidos. El retrato de época se hará transparente en la charla entre el enano y el poeta, a bordo de un colectivo por una ruta flanqueada por fósforos gigantes en lugar de árboles.

Sobre la otra vida de Ibarra, sería un pecado destriparla aquí, salvo mencionar la riqueza que aportan al relato los nuevos personajes, y la calidad del autor para enganchar al lector en pos de la historia. ♦