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CRÍTICA • Las ostras

Un misterio iluminado

—por David Miklos—

Revista La Tempestad (México), Nº 88, pág. 31, enero-febrero de 2013.

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Los sellos latinoamericanos independientes editan libros notables que no siempre llegan a las librerías mexicanas. Es el caso de Las ostras, novela de Martín Cristal publicada en Córdoba, Argentina, por Caballo Negro.
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MARTIN-CRISTAL-Las-ostras-(2012)-800pxEn su tercera novela, Martín Cristal refrenda la solvencia narrativa que ha vertido en su obra previa, ahora en una notable narración-espiral sobre la vida humana y los misterios del mar. Casi al comienzo de Bares vacíos (2001), su primera novela, Cristal, en ese entonces habitante de nuestro país, escribió: «Recién no llovía, ahora llueve. Moraleja: todo puede estar peor». Once años después y en su tercera, Las ostras, la lluvia reaparece como amenaza vivencial: ¿qué tanto puede determinar el clima las andanzas de sus personajes, un coro compuesto por jóvenes y viejos, hombres y mujeres que, sin más, ocurren a lo largo de un día en Córdoba, Argentina, territorio literario poco conocido en nuestro país y al que Cristal inmortaliza en una de las mejores novelas en español editadas el año pasado? En Las ostras la solvencia y lo entrañable se intersectan para alumbrar una serie de tramas y voces que ocurren al mismo tiempo y en el mismo espacio, casi sin tocarse –en espiral y no en asterisco, como quiere su demiurgo, en un guiño a Magnolia de P.T. Anderson–, hasta que la lluvia se desata y todo, la vida misma, cobra sentido.

Diseñada como una especie de diorama acuático o marino, Las ostras es un logrado ejercicio de prosa simple y gran profundidad narrativa, el relato de una serie de pérdidas que desembocan en un único y revelador, iluminado encuentro…” David MiklosDiseñada como una especie de diorama acuático o marino, Las ostras es un logrado ejercicio de prosa simple y gran profundidad narrativa, el relato de una serie de pérdidas que desembocan en un único y revelador, iluminado encuentro: aquel de una joven que parece haber extraviado el derrotero vocacional y un viejo que no se ha resignado a dejar ir el fantasma y la memoria de su mujer. Personajes que son alegorías de las criaturas marinas que aparecen en Los misterios del mar, un viejo libro de Manuel Aranda y Sanjuán publicado en Barcelona en 1891 y que es a la vez oráculo y herencia, estafeta de una sabiduría anticuaria que servirá para crear una fina madeja narrativa, la quintaesencia de lo que significa escribir un buen libro (amén de editarlo: Caballo Negro es un notable sello independiente que mucho puede enseñarle a los mercachifles del medio; Las ostras obtuvo el Premio Alberto Burnichón al mejor libro editado en Córdoba en 2012).

En suma, y haciendo una obligada paráfrasis de las palabras de Cristal (Córdoba, 1972) que sirven de buscapiés a esta nota y a sus lectores: «Recién no llovía, ahora llueve. Moraleja: todo puede estar mejor». Y vaya que lo está. ♦